7- EL BELLO ARTE DEL MODELAJE
DIRECCION DE MODELOS
“Si hay algo que he aprendido de mis años de formación, es que en la fotografía de retrato lo más importante es el sujeto…todo lo demás es secundario”.
Por muy bien que hayamos compuesto nuestra escena, por mucho presupuesto en producción que hayamos invertido, por muy bien que hayamos iluminado nuestro set, por muy minuciosa que sea la edición de nuestra foto, si nuestro sujeto no transmite alguna emoción nuestra foto será simplemente una foto correcta bien compuesta y bien iluminada, pero una foto que no cuenta ni transmite absolutamente nada.
Siempre persigo en mis retratos que el sujeto transmita emociones. Esto evidentemente no es sencillo y hay que trabajarlo previamente. Para mí una fotografía no comienza el día de la sesión, existe un trabajo previo a la fotografía y dentro de ese trabajo previo debemos incluir el ir creando lazos de conexión con el sujeto a fotografiar.
Ya sea en una sesión en la que el fotógrafo sea contratado o en la que el fotógrafo contrate a una modelo para su portafolio o simplemente una sesión de colaboración, lo más importante es ir trabajando el vínculo que se crea con esa persona. Esa relación se comienza a trabajar entre ambas partes en el momento en que se ponen en contacto, por esto es importante ser consciente de la importancia de causar la impresión adecuada en ese momento. Una mala impresión a la hora de cerrar una sesión de fotos puede originar que la persona a retratar llegue con un concepto de nosotros que difícilmente podremos cambiar durante la sesión.
Tras el primer contacto, en la mayoría de los casos por redes sociales, suelo concertar una entrevista previa a la sesión de fotos. Para mí es importante conocer en persona al sujeto que voy a retratar posteriormente. Un simple café, acompañado de una distendida charla que no tiene por qué prolongarse más de 30 minutos puede ser suficiente para crear la relación o el vínculo necesario antes de fotografiar. Es un esfuerzo extra que te recomiendo hacer siempre que las circunstancias lo permitan ya que será trabajo adelantado. El conocer mejor a la persona que tendrás delante en tu sesión de fotos, te proporcionará herramientas imprescindibles para trabajar durante la sesión, saber datos personales puede ser útil para provocar determinadas emociones en el sujeto y así lograr nuestro objetivo común, sacar una foto especial, lo más fácilmente posible y de la manera más natural. Ponerse delante de una cámara no es nada fácil, el modelo tiene que sincerarse en la mayoría de los casos delante de un desconocido, se tiene que abrir, se tiene que romper, tiene que desnudar su alma delante de una cámara de fotos y esto suele suponer en la mayoría de los casos algo tremendamente difícil.
En un mundo en el que se generan millones y millones de imágenes por segundo, tenemos que ser conscientes de la importancia que tiene el hecho de crear el ambiente adecuado para cada situación, cada persona a retratar requerirá un tratamiento diferente y por tanto nuestro trabajo previo para conseguir tal situación será distinto en cada caso si lo que pretendemos es hacer retratos que transmitan y que consigan parar al espectador delante de una foto en un mar gigantesco de imágenes.
Si se consigue crear una relación adecuada entre ambas partes, tendremos el ambiente de trabajo óptimo para poder desarrollar la sesión. Y todo lo demás pasa a un segundo plano, no se requeriría nada más.
Hay fotos icónicas que han pasado a la historia con una producción mínima pero que tienen una carga emocional impresionante, recordemos la famosa foto de la niña afgana de Steve McCurry, una simple mirada puede hacer que sobre todo lo demás. En este caso hablamos de una situación espontánea que se creó de manera natural pero con un buen trabajo previo podremos conseguir evocar sentimientos y emociones realmente impactantes en foto.
Conectar con nuestro modelo nos garantiza obtener mejores resultados, pero esto no es fácil, no siempre se consigue conectar. Estoy totalmente convencido de que cuando una foto de retrato no funciona es porque el sujeto no transmite absolutamente nada y esto casi nunca es culpa de nuestro modelo. Siempre es responsabilidad del fotógrafo porque este no habrá sido capaz de sacar todo el potencial que tiene delante de su objetivo y en la mayoría de los casos está provocado por esta ausencia de vínculo y de trabajo previo entre modelo y fotógrafo.
Por tanto debemos ser conscientes de que el sujeto es lo más importante, todo lo demás irá sumando pero será prescindible. Algo que debemos tener en cuenta es que ese vínculo no termina con la sesión de fotos, debemos ir cuidando la relación, ya que no sabemos cuando surgirá más trabajo con esa misma persona. Es muy común que después de una sesión fotos, una vez que la persona que ha tenido el interés por concretar dicha sesión y haya obtenido los resultados esperados, corte de manera abrupta tal relación. Esto generará en la otra parte la sensación de haber sido utilizado y, por tanto, será difícil de reparar si se reclama para posteriores trabajos.
Soy consciente de que el fotógrafo es el máximo responsable de todo lo que ocurra durante la preproducción, producción y postproducción de cualquier trabajo fotográfico y por tanto nuestra actuación deberá ir encaminada a que todo fluya de la mejor manera posible para conseguir los mejores resultados para todas las partes. Todos trabajamos para un objetivo común que no es más que sacar las mejores fotos posible, es por todo esto que merezca la pena invertir nuestro tiempo en llegar a crear el mejor ambiente de trabajo posible.
Todo lo dicho es extensible al resto de compañeros, personal de maquillaje, peluquería, asistentes, estilistas, etc… Son imprescindibles las conversaciones previas con todos los miembros del equipo. Cuanta más información tengamos de los objetivos a conseguir mejores garantías de éxito obtendremos como grupo de trabajo.
Al final todos perseguimos una foto espectacular, y si se consigue será fruto del buen hacer del equipo pero no olvidemos que es responsabilidad del fotógrafo el que se consiga o no.
A todos los profesionales o no profesionales que intervienen en una sesión de fotos nos interesa alcanzar el mismo objetivo, conseguir unas buenas imágenes. Son muchos los factores que influyen para que una sesión salga rodada o, por el contrario, se convierta en un auténtico suplicio para todas las partes. Pero entre los más importantes destaco el de dominar la técnica de modelado por parte del modelo y la dirección de modelado por parte del fotógrafo.
Una sesión de retratos se divide en dos partes una primera parte técnica en la que el fotógrafo ajusta los parámetros de su cámara, los esquemas de iluminación que empleará, coloca todos los elementos que van a utilizarse durante la sesión y en la que no es necesario que esté nuestro modelo. Si estuviera presente en este primera parte es importante mantenerlo en standby, es decir que nuestro modelo esté en su sitio en reposo y relajado (por ejemplo, repasando en su móvil las poses que más tarde utilizará) mientras que el fotógrafo ajusta todo lo necesario para no andar modificando parámetros constantemente y romper así el ritmo una vez que comience la sesión. De esta forma nuestro modelo sabrá cuando ha llegado su momento y la actitud que mostrará después de unos minutos de espera será mucho más intensa…Y una segunda parte mucho más extensa, de expresión corporal y emocional, cuando se comienza propiamente a trabajar la sesión con el sujeto a retratar. Es en esta segunda fase cuando se trabaja con la técnica del modelado en sí.
Lo más importante en una foto de retrato es que la actitud de nuestro modelo sea la adecuada. Tal disposición no será fruto del azar sino que será previamente estudiada y concretada por todo el equipo de trabajo. Tendrá que ser acorde con el objetivo a alcanzar, de ahí derivarán otras muchas cosas como son el maquillaje, la iluminación, el atrezzo que vayamos a emplear, etc. No se utilizarán los mismos recursos de iluminación o de maquillaje para hacer una sesión de retratos de carácter emocional, con un mujer embarazada, o si estamos realizando fotografía corporativa. Por tanto la actitud de nuestro sujeto será muy diferente en cada caso. Sin la predisposición adecuada no habrá foto. Una vez decidido el rango emocional en el que nos vamos a mover, comenzaremos nuestra sesión de fotos.
El modelo deberá sentirse como un actor que interpreta un papel, esto le ayudará a superar la barrera de la vergüenza o el miedo a enfrentarse por primera vez al objetivo de una cámara o si tiene mucha experiencia le ayudará a romper el hielo y empezar con buen pie.
Para esto el fotógrafo debe recordar de forma clara, las emociones que se deben replicar y la expresión corporal que debe emplearse, en muchos casos debiendo reproducir él mismo, gestos o poses concretas.
En la mágica relación que se genera entre modelo y fotógrafo durante una sesión de fotos, se pueden apreciar distintos estilos de modelado. Hay modelos que caminan solas y que apenas necesitan recibir indicaciones e incluso que no les gusta recibirlas, por otro lado hay fotógrafos que corrigen constantemente las poses de su modelo, haciéndole sentir mal en muchas ocasiones ya que puede pensar que no está aportando nada de su experiencia al resultado final, generando un ambiente enrarecido que no es el mejor para que ambas partes puedan trabajar cómodamente.
Lo ideal es un término medio, la modelo debe hacer un trabajo previo a la sesión y estudiar cuáles son sus puntos fuertes para no dejar a la improvisación el repertorio de poses apropiadas a la ocasión. Por su parte, el fotógrafo deberá tener la formación adecuada para saber corregir en todo momento cualquier postura incorrecta de su modelo pero dejándola fluir en el proceso de su posado y dejando que aporte su manera de entender el proyecto y de esta forma enriquecer el resultado final.
Por tanto, un trabajo en equipo donde el fotógrafo debe ejercer como director de orquesta y último responsable de que cada miembro realice su trabajo y disponga de todo lo necesario para poder llevarlo a cabo en perfectas condiciones.
EL CONTRAPOSTO
Entre las muchas herramientas que debemos conocer del trabajo de modelado, hoy nos centramos en hablar del «contraposto». Para mí una de las variables que junto a la actitud del modelo, nos pueden garantizar unos resultados satisfactorios. Para entenderlo tendremos que hablar de Historia del Arte. En pintura y en escultura, las representaciones artísticas del cuerpo humano requieren un conocimiento amplio de anatomía y proporciones. Si las poses corporales son correctas, se ven bien, y escenifican los propósitos del artista, logran un resultado más vivo, intenso y expresivo. Pero ¿qué es el contraposto?. Pues bien la palabra contraposto es un término italiano que significa contrapeso, y resume muy bien en qué consiste esta pose corporal. Se trata de una posición asimétrica y natural de pie, en la que la mayor parte del peso de una persona se sostiene sobre una sola pierna mientras que la otra, ya sea delante o detrás, mantiene el balance del cuerpo, aunque parezca estar en un estado de reposo. A lo largo de la historia esta pose ha logrado cautivar, porque provoca la mezcla perfecta entre la relajación del cuerpo y el dinamismo del movimiento corporal, marcando gran diferencia cuando la mayoría de las obras presentaban poses que carecían de movimiento y se veían sin vida. Hoy en día sigue siendo uno de los recursos más usados por todos los modelos en cualquiera de las expresiones artísticas que se estudien. Por tanto para la fotografía como medio de expresión artística no iba a ser diferente. Conocer y dominar la técnica del contraposto tanto a modelos como a fotógrafos nos puede garantizar como poco una imagen atractiva para el espectador que quedará cautivo del equilibrio y también del movimiento que se genera entre la cara y la línea de hombros y esta a su vez con respecto a las caderas, creando la clásica imagen en forma de «S» tan reproducida por artistas desde hace siglos. Simplemente se trata de conseguir que la mirada de nuestro modelo vaya en una dirección, su línea de hombros hacia otra y sus caderas hacia una tercera.
En la imagen de la izquierda podemos comprobar como Marina domina «el contraposto» de una forma espectacular creando una imagen que atrapa al espectador obligándolo a hacer un recorrido por la imagen en forma de «s», otorgándole una belleza que no tendría con otro posado.