3-TODO LO QUE SE ESCONDE DETRÁS DE UNA MODELO PROFESIONAL
MARINA VALENZUELA BIOGRAFIA
Me gusta mucho tu trabajo, Marina. Muchas gracias por seguirme, no te conocía. Sin prisas y si te apetece, claro está, pásame tus tarifas para ver si cuadramos y hacemos algo chulo juntos. Un abrazo y un placer que seamos vecinos jajaja”.
-“Hola Edu, ¡gracias a tí paisano! ¡Me parece estupendo! Si quieres te dejo mi tfno y lo hablamos (6XX XXX XX9) mil gracias” (icono con 3 besos).
Así comenzó, hace ya un tiempo desde Instagram, esta relación profesional y hoy puedo decir que de amistad, con Marina Valenzuela García. Una de esas personas que uno conoce de hace relativamente poco tiempo pero tiene la sensación desde el primer minuto , de conocerla de toda la vida.
Una gaditana que nació un 18 de Mayo de un año cualquiera en la década de los maravillosos años 80. Si estás haciendo cálculos, te adelanto que sí, que ya no es ninguna niña pero también te aseguro que su espíritu sí lo es y que se cuida físicamente al 150% para conseguir aparentar como mínimo 10 años menos, pero ya te descubriré cómo lo consigue.
Muy pronto dejó ver que iba a ser un terremoto de persona porque casi nace en el ascensor de su casa ya camino del hospital al que se dirigían sus padres sin saber cuál era el sexo de su futuro bebé, pero con la intuición de que sería niño por la cantidad de patadas que ya daba desde el otro lado de la barriga de su madre.
Y llegó Marina para revolucionarlo todo a una familia donde ya había otro hermano con casi 3 años (Lázaro), un bebé en casa que siempre estaba riendo y dando palmas.
“En Carnavales mientras mis compañeras se disfrazaban de hadas, reinas y princesas, yo prefería vestirme de Batman o de las Tortugas Ninja”.
Con 3 años comenzó su etapa escolar en un colegio religioso, para ello la familia se vio obligada a hacer un gran esfuerzo económico que pronto es correspondido ya que a los 6 años ya sabía leer y escribir perfectamente, le encantaba ir a clase.
Detestaba el recreo y prefería estar escribiendo y leyendo, quizá por eso a veces tenía la extraña sensación de estar “sola”. Ligada siempre al deporte, desde muy pronto acudió a clases extraescolares de flamenco y de gimnasia rítmica.
Aunque nació en extramuros, lo que quiere decir que no pertenece a la zona más antigua de la ciudad, sí que disfrutaba muchísimo cuando los fines de semana acudían al centro para visitar a su familia y hacer el gamberro con sus primos. Como buena “gadita” (término que se emplea coloquialmente para definir a las personas que aman, disfrutan y participan de todas y cada una de las costumbres más típicas de Cádiz), le encanta el carnaval y cada año lo demostraba disfrazándose junto a su hermano.
A los 6 años cambia de un colegio donde sólo había niñas a un colegio mixto, con todo lo que eso suponía en una España con demasiadas cosas que aprender en materia de igualdad y de derechos para la mujer. Así que pronto demostró a su nuevos compañeros, aunque a veces fuera a base de patadas y codazos, donde estaban los límites y las líneas rojas que jamás debían cruzarse. Al fin y al cabo una buena patada en su sitio dolía igual si provenía de una pierna con faldas o con pantalón.
Siempre fue una persona soñadora y reflexiva, le encantaba leer y dar riendas sueltas a su imaginación cuando escribía redacciones del colegio. La incorporación a un colegio mixto trajo a su vida cosas muy atractivas para una niña que no se conformaba sólo con lo que hacían su compañeras de pupitre. Los juegos, que de costumbre eran más propios de niños, a ella le abrieron un mundo de diversiones mucho más apetecibles para una niña con espíritu aventurero, más allá de tejer labores o el punto de cruz. Entre las cosas que fueron apareciendo en su vida estuvo el fútbol, estoy convencido de que si hubiese nacido unos años más tarde, hoy estarían muchos clubes importantes de este país rifándose (con el número 10 en la espalda y en la posición de defensa) a esta niña que apuntaba maneras, porque entre otras cosas, sus condiciones físicas siempre han estado muy por encima de la media.
“Aún conservo con muchísimo cariño mis equipaciones: medias, calzonas, camisetas, medallas y fotografías de aquella época”.
Fueron unos años geniales, con las piernas siempre señaladas de cardenales (hematomas) y otras heridas de guerra, o volviendo de las excursiones llena de barro y con algún souvenir del tipo hueso de cabra o piel de serpiente, para enseñar en casa. Mientras sus antiguas compañeras eran educadas en la costura, ella aprendió a soldar y a hacer circuitos eléctricos o a manejar la marquetería y otras piezas del taller.
Las vacaciones de Semana Santa las disfrutaba especialmente porque visitaba a los abuelos en el campo y rodeada de vacas, gallos, gallinas, cerdos, perros y gatos tanto ella como su hermano y sus primos, aprendieron lo que era un parque temático natural pero a lo grande.
Aprendió a disfrutar de los olores, colores y sonidos de la naturaleza sin acordarse lo más mínimo de la televisión,
para ellos era realmente mágico.
Al volver de unas vacaciones, se encontró con la sorpresa de que en la liga de fútbol del cole, se creaba ese año el primer equipo femenino, no dudó ni un segundo en inscribirse en él. Realmente era algo que le apasionaba, tanto que a los 14 años le ofrecieron realizar pruebas en un equipo de fútbol de categoría superior. Tremendamente ilusionada se lo comentó a su madre pero la negativa fue tajante, “el futbol no es futuro, no sabes caminar derecha…céntrate en tus estudios”. Tal fue su frustración y su impotencia que no quiso volver a tocar un balón nunca más. Años más tarde todavía lo recuerda con pena.
“Me gusta tener los pies en la tierra y la cabeza en las nubes”.
Aunque la verdad, el fútbol sigue siendo una de sus grandes pasiones. Fiel seguidora de su equipo del alma, disfruta como una niña acudiendo al Estadio Carranza cada dos semanas y aunque lo hace para trabajar como azafata de promoción para una gran empresa de la provincia, como buena cadista sigue atenta los lances del juego del equipo de sus amores, el Cádiz C.F. En los interiores de la grada de tribuna, en la zona VIP, la podemos ver con su característica sonrisa eterna, haciendo su trabajo como nadie.
Un día frente a su casa, abrieron una escuela de modelos y su madre le propuso que acudiera a ella para que le enseñasen a “caminar derecha y como una señorita”. Tanto era así que su madre llamaba a la escuela “el sitio donde le enseñan a andar a mi niña”. En un principio la idea le gustó bastante, el mundo de la moda y la estética siempre le llamó la atención.
Horas, horas y más horas de clases de pasarela consiguieron hacer que con 14 años supiera caminar con tacones altos, posar, girar… como una auténtica profesional. Sin embargo seguía siendo la chica tímida de siempre y al principio le resultaba muy complicado exponerse delante de tantas personas en los desfiles, sentía que todo el mundo la juzgaba.
Aunque era muy joven pensaba que era absurda tanta competitividad entre compañeras, siempre se sintió “un patito feo” y las cosas no cambiaron demasiado en este aspecto dentro de aquella agencia. Incontables horas metidas en tacones y sin posibilidad de sentarse en una silla, desfilando de tarde/noche en las improvisadas pasarelas de cualquier sala de fiestas o de algún hotel al que por supuesto tenían que buscarse la manera de llegar y de volver a casa a altas horas de la madrugada. “No nos daban ni agua y en el 99% de las ocasiones, la peluquería y el maquillaje corrían por nuestra cuenta además de que a nuestros familiares se les cobrara la entrada con la excusa de que lo recaudado, supuestamente, iría destinado a alguna ONG”.
Tras varios años en esta agencia y debido a la sensación de que allí ya no aprendería mucho más, decide cambiar a otra. La segunda escuela era más profesional, recibía clases de maquillaje e incluso de protocolo. Recuerda una anécdota de cuando en una de sus clases de protocolo, les pidieron que llevasen una naranja para aprender a pelarla y a comérsela usando para ello un cuchillo y un tenedor. “Yo cogí la primera que vi en casa y resultó ser una naranja de zumo… donde ensayábamos había grandes espejos y los recuerdo todos salpicados de zumo cuando di el primer corte a la fruta”. Con mucho ensayo y más ensayo, consiguió corregir errores posturales a la hora de desfilar y logró depurar su técnica de modelado.
Llegó a desfilar con diseños de alta costura que habían pasado por la pasarela Cibeles. Estas experiencias marcaron su trayectoria, su visión de la moda y de este tipo de eventos. Por lo general conectaba mejor con las personas que formaban todo el backstage (maquillaje, estilismo, peluquería…) que a veces con sus propias compañeras, no podía entender que se tuviesen tanta envidia, o que dijesen palabras tan crueles hacia otras niñas. “Me sentía confusa ya que para mí la moda es celebrar la vida, es arte, transmitir algo muy bonito y especial y cada modelo aporta algo diferente y único. ¿Qué sentido tenía aquella absurda competitividad?.”
Quizá por eso, siempre le gustó tanto acudir a los backstage y observar como aquellos grandísimos profesionales hacían aquel trabajo tan duro y poco reconocido con ell@s. Hacían pura magia con sus manos. Logró aprender mucho de todos. Después de aquella experiencia decidió dejar la pasarela y el mundo del modelaje para centrarse en estudiar y cambiar el rumbo de su futuro. Como siempre le había gustado lo relacionado con las ventas y la atención al cliente, optó por estudiar comercio y marketing.
La difícil situación económica de la familia, provocado en parte por la separación de sus padres cuando tenía 17 años y en plena explosión y crecimiento tanto personal como profesional, le obligó a combinar sus clases y sus prácticas con trabajos eventuales de camarera de caterings.
Trabajó mucho como azafata de imagen en ferias como Fitur, convenciones, conciertos, promociones e incluso como azafata de protocolo para la Casa Real. Pagaban muy poco pero siempre pensó en que lo importante era ganar experiencia para su Currículum. Tiene una habilidad especial para adaptarse a cualquier tipo de cliente, situación o producto… eso le ha llevado a conocer a muchas personas y de muy diferentes sectores.
Cuando el sector de las promociones se expandió más, era posible trabajar con empresas de Madrid o Barcelona, pensó que debía enseñar públicamente un mejor perfil físico y para ello se puso a buscar algún fotógrafo que pudiera costearse y mostrar así la imagen profesional que deseaba proyectar. Todo con la intención de ampliar sus horizontes laborales.
No tardó en encontrar quien le hiciera ese trabajo, para su sorpresa, totalmente gratis. Aunque parezca extraño, hasta ese momento, siempre había huido de las fotos, sólo el pensarlo le provocaba inquietud e inseguridad… pero por el contrario todo fue escuchar el sonido de los flashes disparando y empezar a sentirse como pez en el agua. Comenzó a sentir que podía sacar todo lo que había aprendido durante tantos años y plasmarlo en fotos en lugar de en una pasarela.
Aquel “fotógrafo”y pongo entre comillas lo de “fotógrafo” porque se le llama así a cualquiera que es capaz de apretar el disparador de una cámara de fotos, otra cosa muy distinta es ser un profesional de la fotografía, apenas había terminado esa primera sesión, ya le había propuesto que trabajase para él, cobrando eso sí, como modelo para varias sesiones más. Y así fue hasta que empezó a pedirle que hiciera cosas que siempre tuvo claro que no consentiría ni por todo el dinero del mundo.
La situación económica en casa volvía a recrudecerse, esta vez el desempleo hacía mella en la familia. Se vio obligada a buscar trabajo desesperadamente para salir de aquella circunstancia tan crítica.
“Fueron de las etapas más duras que he vivido nunca. El peor sentimiento que puede tener un ser humano es el miedo”.
Hubo quien quiso aprovecharse de esta situación de necesidad para dejar de pagar trabajos realizados por no aceptar las condiciones que le imponían y poder cobrar, “siempre tuve claro que no iba a pasar por la piedra, yo soy una trabajadora, no una prostituta, esa nunca fue una opción para mí”.
Afortunadamente durante esta época de su vida también conoció a personas maravillosas que de una forma u otra le ayudaron a salir adelante. También trabajó en promociones gracias a las fotos que iba mostrando en todos los sitios que podía .
Siempre pensó que si tenía que salir adelante era con su trabajo y con su esfuerzo, nunca vivió de privilegios y siempre supo que ese era el único camino para llegar al éxito. Reconoce que hubiera sido muchísimo más fácil si hubiera aceptado determinados trabajos, pero no estaba dispuesta a vender su libertad y su conciencia limpia por nada en el mundo.
“Yo no me vendo, me regalo a quién yo quiera”.
En Facebook vio el anuncio de un casting para el certamen llamado “Sevilla Fashion Week” y decidió enviar una fotografía. Jamás pensó que tras varias pruebas de selección, terminaría siendo elegida como “ganadora popular”. No sé como ocurriría en aquella ocasión pero te aseguro que Marina cuando se sube a desfilar dice “aquí estoy yo” y no se esconde entre la multitud. En los desfiles sabe cómo llevarse al público a su terreno y tenerlo embelesado mientras despliega todo su arsenal de recursos en el posado. Sabe perfectamente el acting que debe mantener en todo momento sin recibir apenas instrucciones. Se crece como el actor cuando se sube a un escenario y siempre lo da todo. Aquel título le fue otorgado más que merecidamente, estoy totalmente convencido de ello.
Después de esto vinieron muchas entrevistas y muchos más desfiles pero en nunca compensados económicamente, siempre los hizo pensado en que eran un buen modo de mostrar su trabajo y su valía como modelo y por tanto en algún momento este esfuerzo se vería recompensado en futuros trabajos.
Y así fue, pero no fue fácil… tras muchos engaños, mentiras y manipulaciones tomó la determinación de valorarse tanto como persona como el trabajo que venía realizando. Fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar. Cádiz es una ciudad pequeña y sin mucho futuro en este sector pero puede decir orgullosa que ahora se siente valorada, gracias en parte porque opina que “vale más una vez roja que ciento amarilla”. Y es que entre sus grandes virtudes Marina tiene la enorme cualidad de ser extremadamente sincera, cosa que en estos tiempos, de escondernos entre redes sociales o jugar a aparentar lo que no somos, se agradece enormemente. Si hay algo que no ve o no le gusta lo dice sin más comentando sus mejoras y esto la convierte en protagonista activa en todos sus trabajos, aportando siempre su visión de las cosas y haciendo sentir a todos los que trabajamos con ella, que es con el trabajo en equipo como se obtienen los mejores resultados. Esto le otorga a Marina un valor extra incalculable. Tanto que revistas como Elle (Francia) ha publicado fotos suyas, cadenas de televisión como Telecinco o Televisión Española han estado detrás de ella o numerosas entrevistas tanto para radio como televisión dan fe. Otro de los muchos ejemplos que avalan esto es todo el trabajo que realiza como azafata de promociones siendo recomendada entre empresas y requerida cada vez que necesitan a alguien con todas las garantías para la tarea a realizar.
Ha llegado a trabajar como modelo publicitaria para Transmediterránea, con empresas americanas como FedEx mensajería, para grandes marcas de bañadores, ha promocionado multitud de productos de todo tipo para pequeñas y grandes empresas tanto a pie de calle como en grandes centros comerciales y es que tiene una enorme habilidad comercial. Su formación en comercio y su enorme potencial como modelo, hacen de ella una trabajadora ideal para cualquier empresa que desea vender sus productos de la mejor forma posible.
El director de una agencia de producción en la que trabajó en Sevilla para un anuncio de FedEx, le llegó a decir que su único problema era que residía en Cádiz pero trasladándole la intención de seguir contando con ella para sus trabajos futuros.
Sin haber estudiado interpretación Marina opina que la clave es dejarse llevar, no se considera mejor ni peor que nadie simplemente distinta y una hambrienta de conocimientos y de aprendizaje.
“No es fingir ser otra persona, es ser y dejar fluir”.
Nadie le ha regalado nada, todo lo que ha conseguido en la vida ha sido fruto del esfuerzo y la dedicación más profesional. Es consciente de que en todo este duro camino ha habido personas, pareja, amigos, que le han hecho mucho daño pero también de que hay mucha, mucha, muchísima gente que se han convertido en bendiciones para ella.
“Para mí la moda es celebrar la vida, es arte, transmitir algo muy bonito y especial y cada modelo aporta algo diferente y único”.
MI DECLARACION DE INTENCIONES
– Sí, este trabajo requiere mucha formación. Además de ciertas cualidades físicas.
– Sí, este oficio puede ser muy duro en muchas ocasiones.
– No, no es un empleo estable en ningún sentido y no tiene horarios fijos determinados.
– No , no tengo un aluvión de personas en la puerta esperándome con un ramos de flores.
– Sí, esta profesión te permite conocer a muchas personas interesantes de las que puedes aprender muchísimo.
– Sí, mi trabajo siempre me ha dado problemas en el terreno sentimental por causas de celos y la desconfianza por la otra parte.
– No, no soy ninguna diva que mira por encima del hombro a nadie. No me considero peor ni mejor que cualquiera.
– No, nunca he sido una “niña de papá” ni me ponen, en la mayoría de ocasiones, las cosas fáciles.
– Sí, a menudo, la gente se hace una idea de mí que no se ciñe a la realidad y juzgarme por mi ocupación es como juzgar a un actor por el papel que interpreta en una película determinada.
– No, no paso las noches de fiesta en fiesta, necesito cuidarme para estar al 100 por 100. Me gusta disfrutar del día, hacer deporte y volver a casa después de una jornada de trabajo.
– No, no somos millonarias en el 99% de los casos.
– No somos una ONG, ni vivimos del aire, ni hacemos la fotosíntesis, cobramos por nuestro trabajo como todo el mundo, aunque haya personas a las que les cueste entenderlo.